viernes, 22 de mayo de 2015

Estamos perdidos...

Recuerdo con nostalgia aquellos momentos en los que entrabas a clase, te encontrabas con los alumnos sentados, cada uno en su respectivo pupitre. En el aula hablaban y hablaban, cada cierto tiempo era necesario llamarles la atención para que su comportamiento fuera "normal". Se podían leer textos en el aula, trabajar actividades propuestas, explicarles la teoría de forma amena y que les resultara útil para poder estudiar para la prueba que consideraban más importante, el temido examen.
Pero, ahora por desgracia todo ha cambiado. El avance de las nuevas tecnologías ha terminado por arruinar el modelo educativo. Actualmente, cuando entras al aula te encuentras a los estudiantes corriendo por el aula, gritando, lanzando papeles, insultando a los compañeros... Como si de una jauría de perros rabiosos se tratara.

¿Hasta dónde hemos llegado?

Nada es como antes, todo tiempo pasado fue mejor. Los videojuegos han terminado por violar de forma negativa la mente de los adolescentes. Ahora, cuando llevan sus ordenadores portátiles de última generación al aula, se comportan de una forma muy muy negativa. Están más pendientes de jugar a juegos de lucha, violencia o asesinatos... Y parece que esta actitud es la normal y la generalizada por parte de todos los alumnos. El otro día, hablando con un compañero de profesión me comentó que es lo que se está viendo en las aulas, y por desgracia, no podemos hacer nada para revertir la situación.

Los primeros días de clase llamé la atención a algunos estudiantes porque no estaban trabajando, sino que estaban haciendo lo que no debían. En ese momento, uno de los muchos que estaban correteando por la clase, me amenazó con un cuchillo... ¿¿Pero, esto qué es??
Después de esta experiencia fui a hablar con el director del centro, y no me dio ninguna solución. Simplemente, me dijo: es lo que tenemos hoy en día, no podemos hacer nada. Mi pensamiento inmediatamente fue: ¡Entrar a clase es como ir a la guerra!

Un día me tocó hacer la guardia en el recreo... ese día me centré en observar la actitud de los estudiantes en sus horas de descanso... ¡Fatal! ¡Un desastre! La pretensión de los adolescentes en estas horas de descanso era la de lanzarse piedras unos a otros, amenazas con arma blanca, insultos, chantajes emocionales... Esto debe cambiar, no podemos seguir así, debemos inculcar a los alumnos unos valores. De lo contrario, todo esto irá a la deriva, de hecho, ya es demasiado tarde para querer cambiar las cosas... ¡SOCORROOOOOO!

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