sábado, 23 de mayo de 2015

2509-GM

Me llamo 2509-GM, aunque hace unas décadas todos me conocían como Carmen. Resulta curioso pararse en seco, volver atrás y reflexionar sobre cómo hemos llegado hasta este punto. Pero ya no hay tiempo para lamentaciones, y mucho menos para desvaríos filosóficos sobre el devenir de la vida y de la derrota a la que, inexorablemente, estamos abocados. Solo cabe la lucha, ese impulso de ir contra lo establecido que durante toda la Historia ha precedido al avance de nuestra especie.

Seguiremos, pues, con las presentaciones y con el fin de este escrito: abrirte los ojos. Soy tú. Quince años más tarde, con algunos quilos de más y con la marca de los muchos palos que he recibido de la vida. Pero sigo siendo tú. Y yo sé que tú lo sabes. En el fondo de tu subconsciente hay algo que te quema, te duele, te tortura; y es justamente esa capacidad de saber, de intuir el devenir de los acontecimientos. Si hay algo que le debemos al progreso es el habernos dotado de esta capacidad: la de saber que nuestros alter ego del futuro se pueden comunicar con nosotros a través del inconsciente mientras soñamos. De ahí, querida, esos ¡esto ya lo he vivido! -dejà vú creo que lo solíamos llamar-. Ahora ya lo sabes: no lo has vivido, te lo han contado mientras soñabas. 

Te voy a dar una buena noticia: nos graduamos, aprobamos el máster, hicimos varios cursos de lingüística -tal y como tenías previsto- y encontramos trabajo. Pero tengo que decirte que este es un mundo de lobos, y tuve que deshacerme de nuestros impulsos revolucionarios y me sumí ante la realidad: me casé con el Ministro de Educación, de ahí los limitados esfuerzos que realicé para encontrar una plaza fija como profesora -como ves, quince años después, las cosas, en el fondo, se rigen por las mismas reglas-. 

Te preguntarás por qué. Por qué me cuelo en tus sueños. Por qué te revelo las maravillas del progreso. Porque cuando te levantes no te acordarás, solo reconducirás tu vida porque sin razón aparente tienes una intuición que te lo exige. Por eso y porque todo ha cambiado. Soy un número. Vas a ser un número. Y nuestra familia. Nuestros amigos. Todos. La sociedad ha ido deshumanizándose, huyendo del calor del trato humano. Nuestros alumnos son puros números, y yo lucho día a día contra el trato que reciben, porque es el trato que van a dar a sus semejantes cuando crezcan. Por eso yo soy -y tú vas a ser, si no actúas- 2509-GM.

Eres ya docente. Y te ha tocado serlo en un momento en el que se nos exige lucha. Hazlo. De ti -de nosotras- depende. 

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